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Os voy a confesar una cosa: nunca he tenido un bloqueo lector. ¿Por qué? Porque soy consciente de que mi vida son temporadas en las que me da por hacer una cosa u otra. Entonces, cuando he pasado alguna época en la que no me apetecía leer, no me lo tomaba como un bloqueo, sino que optaba por hacer otras cosas en su lugar: ver la tele, hacer ganchillo...
¿Eso quiere decir que el bloqueo lector no existe? No. Creo que sí que hay personas que se fuerzan a leer y entonces sí que entran en un bucle de: "quiero leer, pero no puedo. No puedo, pero quiero". Y tiene que ser horrible, la verdad.
Pero, veamos, ¿qué es lo que produce este bloqueo lector? Yo he llegado a la conclusión de que puede ser por tres causas:
1. La lectura que se tiene entre manos es una auténtico tostón literario y no anima a leer. Al contrario: sentimos cierto rechazo hacia el libro en cuestión. Vamos, que no lo tocaríamos ni con un palo.
2. La situación personal de cada uno influye, y mucho, en el gustirrinín por la lectura. Así que, si el estado de ánimo que tenemos no es el más adecuado, quizá no disfrutemos del libro como nos gustaría.
3. La presión del entorno. Las redes sociales a veces nos hacen sentir que no leemos lo suficiente, que no leemos lo que deberíamos... o, incluso, nos hacen sentir obligadas a leer. Cosa muy fea, por cierto.
Dependiendo de la situación en la que nos encontremos, aplicaremos una solución u otra. Veamos:
Solución al caso 1.
Si la lectura que tienes entre manos no te permite disfrutar del momento de leer, la solución más drástica y rápida es abandonar el libro. Esto no quiere decir que debas deshacerte de él. Quizá no sea el momento de leer esa historia (puedes intentar retomarla más adelante). Sin embargo, habrá veces en las que esa lectura determinada no sea para ti, en cuyo caso deberás abandonarla para siempre. Sin remordimientos.
¿Qué ocurre si eres de las personas que se sienten incapaces de dejar un libro a medias? Puedes optar por combinar esa lectura con otra que sí te haga disfrutar (o, incluso, con una relectura que te garantice el disfrute). Por ejemplo, por cada capítulo del tostón, puedes leer otro del libro que te gusta.
Solución al caso 2.
Si tu situación personal o emocional no es la adecuada (y esto no te permite disfrutar de la lectura como Dios manda), mi consejo es que no te obligues a leer. ¿Para qué? ¿Para frustrarte más? ¿Para sentir una presión a mayores de la que ya tienes? En ocasiones el estrés, el trabajo, la familia... son cargas que tenemos que gestionar con calma y sin presiones. De nada sirve que añadamos una más.
Las ganas de leer volverán cuando tu vida retome su cauce normal y cuando las piezas vuelvan todas a su sitio. Date tiempo y no tengas prisa.
Solución al caso 3.
La redes sociales tienen esa parte "malvada" que pueden provocarnos un bloqueo lector: quizá no lees la cantidad de libros que otras personas, puede que no te gusten las mismas lecturas y eso te agobie, etc. ¿Lo mejor? Cortar de raíz: deja de seguir esas cuentas que te generan esa frustración y sensación de ansiedad.
Por otro lado, es muy importante que evites las comparaciones. Cada persona es un mundo y tiene sus propias circunstancias. Esto hará que lea según sus preferencias, capacidades, disponibilidad... No todos somos igual (¡qué aburrido sería si así fuera!). Además, no olvides que por redes sociales se muestra solo una parte de la realidad (muchas veces distorsionada, retocada o inventada). Puede que esa persona a la que admiras porque lee tres libros al día no haga tal cosa, sino que se dedica a engañar al personal (el motivo solo lo sabrá ella...).
Y ya estaría. ¿Qué opináis vosotras? Contadme alguna experiencia personal o qué otros consejos le daríais a alguien que esté pasando por un bloqueo.
Nos leemos pronto. Sed buenas.
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