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Ay, mis queridas escritoras. ¿A cuántas de vosotras os da pereza el proceso de corregir? He de reconocer que a mí me encanta, porque aprendo un montón y me cercioro a cada instante de lo lerda que puedo llegar a ser y lo inconsciente que soy de ello.
Ahora en serio: ¿alguna vez te has planteado cuándo hay que contactar con un corrector profesional? Has llegado al lugar correcto. Aquí te planteo algunos de los casos más comunes.
1. No tienes ni idea del precio.
Tienes tu novela terminada (o estás a punto) y ya te ves conversando con el director de cine de turno, que será el encargado de darle vida a tu historia en la gran pantalla.
Para el carro.
¿Te has parado a pensar que todavía tienes que corregirla y que no tienes ni idea de cuánto cuesta esto?
Lo ideal es que te informes cuanto antes de los presupuestos que ofrece el mercado (ojo, que a veces lo barato sale caro, ya hablaré de esto en otro post).
¿Que para qué sirve esto? Para hacerte una idea de la inversión que tendrás que realizar, nada más.
2. Ya no das más de ti.
El manuscrito ha pasado por los lectores cero y lo has revisado 2458763094 veces. Es el momento de dejarlo volar y que llegue a manos de corrector de confianza. Créeme, no podrás tomar una decisión mejor, porque de no hacerlo, entrarás en un bucle de corrección infinita que no te permitirá avanzar (ni publicar ni na de na).
3. Quieres enviar tu manuscrito una editorial.
Sí, amigas. Antes de enviar tu novela a una editorial tradicional, lo mejor que puedes hacer es pagar por una corrección profesional. ¿Por qué?
Te pongo en situación. Imagina que eres editora en Planeta. Te llegan chorrocientos manuscritos a la semana y la cola de pendientes por leer es casi infinita. Aparece uno nuevo en tu bandeja de entrada. Lo abres para echarle un vistazo y en las primeras líneas te encuentras con unos cuantos errores.
¿Qué haces? ¿Lo borras o lo mandas a la carpeta de "pendientes"? ¡Lo borras, claro que lo borras! En la otra carpeta, la de los que esperan una lectura, está llenita de manuscritos que están impecablemente escritos. ¿Para qué vas a añadir uno con faltas? ¡De eso nada! ¡Borrar y a otra cosa!
Por lo tanto, enviarlo tras pasar por el filtro de un corrector, te da la garantía de que, al menos, pasarás esa primera criba.
En realidad, aunque solo te he mencionado tres casos, SIEMPRE es necesario que tu texto pase por un corrector profesional para que lo que publiques se vea lo más perfecto posible. Aparte, tus lectores no se merecen menos. ¿Crees que darás buena imagen de autor con una novela llena de errores? Tu novela tiene el derecho a lucir la mejor versión de sí misma.
Y hasta aquí por hoy. Nos leemos pronto. Sed buenas.
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